Hernán Villalobos Arzola, un huaso a carta cabal
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Hernán “Perico” Villalobos Arzola, huaso a carta cabal, acampao, caballeroso, correcto, elegante, bueno para los caballos, fino en su trato con ellos, muy buen jinete, de linda cueca, aplomado, inteligente, bien sentado en la montura, de gran golpe de vista, excelso “arreglador”, le gustaba “salir acorrer bien” y con caballos “terminados”.
Si no los tenía de buena boca, entregados, ni siquiera los topeaba, era un gran “maestro”.
Tuve la suerte de conocerlo por los años 1962 cuando llegue al club de rodeo de Comalle, tiempos que se acolleraba con Manuel Solís y Luis Sepúlveda que eran comallinos.
Época de juventud de “Pacho” Manuel Solís González, Segundo “Wuito” Zúñiga, Oscar Bustamante Salas y Oscarito Bustamante Navarro, Gonzalo Prado, Jorge Fuenzalida, “Toto” Calderón, Juan Solís González, Alberto Herrera, Claudio Slack, Hernán y Roberto Eyheramendy, Jack Dabike.
Perico inicio su crianza en su criadero Los Mallines con la Comallina nacida en 1954 hija de Quebranto, potro de los Bustamante, en la Escarchita una hija de Estoquillo, potro que pertenecía a don Jecho Bustamante de Teno y nacido en El Durazno.
Después reprodujo al Pistilo de sangre aculeguana, y en un viaje a Purranque le compró el Tequila a don Miguel Balic, que reprodujo en Comalle.
En otro viaje al sur trajo de potrillito al precioso Ñilque Baqueano, en el mismo viaje que don Ramón Cardemil compró la excepcional Burlesca.
Corrió con Manuel Solís, Luis Sepúlveda, Nano Barra, con Raúl Cáceres el Salteador III, con Claudio Mallea el Campesino, con Wuito Zúñiga en Chagual y Baqueano, Guillermo “Memo” Barra, y en los últimos años con sus nietos Herrera Villalobos.
Sus grandes amigos fueron “Chico” Palazuelos, Alberto Herrera.
Fue presidente del club Comalle muchas veces, y en alguna época en la medialuna de su casa se hacia el rodeo oficial.
Muchos amigos le decían el Alcalde de Comalle.
Su gran obra fue la yegua Zarpa compara a Gonzalo Prado, ya corriendo pero con muchos problemas y la convirtió en crack, tanto así que fue 1ª en 1977 del ranking de yeguas.
Crio la Testaruda extra de vacas, hija de Campechano y Póngale No Más de la cría de su suegro don Belarmino Parrao, gran arreglador de Teno.
Otro buen caballo fue el Rosquero, un hijo de Tequila en la Acuarela hija de Azabache.
Perico hizo una gran cantidad de caballos, algunos de nuevos y otros que compraba por aproblemados y en un año los transformaba en excelentes vaqueros y duraderos.
Tuve la suerte de acompañarlo en esa época, en algunas series en rodeo de Curicó.
Fue alumno de don Jecho Bustamante y su espejo era Oscarito, de ellos aprendió el “arte de la escuela ecuestre chilena o huasa” que la practicó con fineza y elegancia.
Perico era de esos jinetes que jamás “sofrenaba” un caballo, menos en un rodeo, nunca los espueleaba demás, los hacia esforzarse lo justo en cada atajada, y salía del cogote sobre todo en la primera carrera, nunca arriesgaba inútilmente, y me decía que su maestro en ello era Ramón Álvarez, profesor de “Coteco” Aguirre, que corría en esa forma y tuvo éxitos notables.
Gran admirador de don Ramón Cardemil, admiraba su esfuerzo y calidad, y para que decir cuánto consideraba la calidad del insigne Ruperto Valderrama.
Hernan Villalobos fue un fiel representante de la famosa “escuela curicana”, que integraban Ramón Cardemil, Ruperto Valderrama, Pablo Quera, Raúl Cáceres, Fernando Barra, Oscar Bustamante, Hugo y Hernan Cardemil, Luis Sepúlveda, Claudio Cardemil, y también Manuel “Farolito” Fuentes.
Le fue otorgado el premio Mejor Deportista del Rodeo en la medialuna de Rancagua, muy merecido.
Descansa en paz gran amigo, se nos fue parte de la historia del rodeo curicano.
El día de su funeral se efectuaba el rodeo de Comalle y su familia pidió no cancelarlo sino correrlo como habría sido la voluntad de Perico, sus nietos corrieron el “novillo del silencio”.