Chamanteras de Doñihue difundirán su tradición

Artículo de el diario El Mercurio de este domingo.

Entre cada hilo de seda vertical, Bernarda Muñoz (50), sentada en un banquito frente a su telar, pasa una hebra horizontal que luego presiona con fuerza con una pesada paleta, hecha de corazón de espino.

Mientras la mujer comienza a armar el "cuerpo" de un chamanto, su madre, Filomena Cantillana, cuenta que uno de sus mayores anhelos es "mostrarle a las personas, paso a paso, cómo se confecciona un chamanto, que es muy bonito terminado, pero que tiene un largo proceso para llegar a él".

Filomena le enseñó a tejer a sus cinco hijas, y es la presidenta de la agrupación Chamanteras de Doñihue, que reúne a 40 de las 70 artesanas dedicadas a su fabricación en este pueblo, ubicado 24 km suroeste de Rancagua. Y la idea del grupo es que nuevas generaciones aprendan esta técnica de más de 200 años de antigüedad y continuar con la tradición, pero también tener un lugar donde reunirse y vender sus productos.

"Uno quisiera mostrarlo, pero no puede porque todas tejemos en nuestras casas, en un rinconcito. Entonces, ¿cómo hacemos que se conozca cómo se trabaja? ¿Cómo vendemos?", dice Rosa Sepúlveda (65).

Tradición huasa

Y es que elaborar un chamanto, que es parte del traje de gala de un huaso, tarda unos 4 meses. Es completamente tejido, incluido los diseños que los distinguen. Es una sola pieza, que se puede usar por ambos lados, tiene "un día y una noche", dicen las tejedoras.

El que hoy más se usa es el chamanto de hilo de seda, que es más delgado y liviano y cuyo precio promedia el $1,5 millón. Los más exclusivos son de lana y su precio bordea los $2 millones.

En las últimas semanas, las chamanteras han participado en una serie de reuniones con autoridades de la zona para avanzar en la creación de un Centro de Interpretación de los Chamantos de Doñihue.

El proyecto, a cargo de la Escuela de Arquitectura de la U. Austral, estará listo en septiembre de 2013. Costará $1.500 millones y será financiado por el Gobierno Regional de O´Higgins. Tendrá una superficie construida de 600 m2 y una sede para las chamanteras de 120 m2.

"Queremos poner en valor una de las artesanías más sofisticadas que se hacen en este país (...) Aquí está la historia de los latifundios de la zona central de Chile, del huaso, la casa patronal y la relación con las chamanteras", explica
Roberto Martínez, director la Escuela de Arquitectura U. Austral, a cargo del proyecto.