Marcelo Troncoso, un jinete con gran proyección en la Rienda Internacional
Entre los jinetes que han alcanzado lugares destacados en las competencias de Rienda Internacional, Marcelo Troncoso está figurando con luces propias y ya tiene varios premios a su haber, como ocurrió en la última competencia realizada en la Viña Casa Silva.
Y de su trayectoria y cómo se interesó por practicar esta disciplina, conversó con Caballoyrodeo.cl, expresando: "Yo empecé en esto hace tres años, y lo hice para entrenar para el Rodeo y estuve compitiendo también en las Pruebas Ecuestres Chilenas. Pero ahora acá en el Criadero Quimpomay (de Gastón May) me estoy dedicando cien por ciento a la Rienda Internacional. Al principio era bien complicado, pero si uno lo comienza a entender, realmente es fácil. Hay que ser muy sensible de manos y cosas así".
Al preguntarle si hay mucha diferencia con la Rienda Chilena, expresó: "No son tan diferentes, nada más que hay que tratar que el caballo se mentalice en los ejercicios y que entienda lo que uno le está tratando de transmitir. En el caso de la Rienda Chilena se enseña con un poco más de brusquedad, a parar tirándole de la boca. En cambio, en la Rienda Internacional son como cuatro señales para que el caballo aprenda a parar. Con el cuerpo, con la voz, con la rienda, con las piernas".
Agregó que durante este período de tres años en el criadero recibieron visitas de varios entrenadores, acotando: "El que primero vino acá fue Mauro Villamor, el entrenador uruguayo; después lo hicieron Jango Salgado, Eduardo Matas y otro entrenador brasilero. Cada uno de ellos no fue enseñando detalles de este deporte; incluso, el que ha estado más presente es Mauro, quien siempre está viniendo, y Eduardo Matas. Ellos le transmiten más a uno, porque lo otros enseñan cómo entrenar, pero de repente hay ejercicios complicados y uno no sabe cómo sobrepasar eso. Y cuando vino Nelson, el otro entrenador brasilero, también nos enseñó cómo salir de los problemas. Así que por eso fue muy importante".
Respecto del equipo que integra en el Criadero Quimpomay, informó: "Aquí también trabaja Luis Paredes, y además compiten don Gastón y su hijo. Y tras todo este tiempo se han ido dando los resultados. En la última competencia (Copa Viña Casa Silva) anduvimos bien. Incluso ahora hay otro niño que estuvo anteriormente acá, renunció y se fue al Sur para dedicarse a correr la vaca y a la Rienda Chilena. Pero ahora volvió y se va a meter nuevamente a la Rienda Internacional".
Añadió que a entrenar caballos le dedica entre 30 a 45 minutos y los más complicados los ensilla dos veces al día. Luego de entrenar normalmente, suelta los caballos en un potrero, aludiendo también al ejemplar que le ha dado más satisfacciones en las competencias.
"Es uno de los primeros caballos en que yo empecé; empezamos casi juntos. Es el Riendero; a pesar que acá hay un potro, que se llama Torero, que es uno de los mejores y tiene muchas condiciones. Además es bonito y ha ganado varias exposiciones. Yo todos los caballos que entreno los he ido mejorando".
Y tras todo este tiempo trabajando y compitiendo, expresó: "Me siento más cómodo, más confiado para entrenar caballos, y entregarlos compitiendo. Me he esforzado en mejorar. La idea es entrenar caballos y competir, y ojala siempre tratar de llegar un poquito más arriba. Y el mayor logro sería, que también es de todos los participantes, ganar la Final de la Rienda Internacional. Mis aspiraciones también son de ser un buen entrenador y sacar adelante el criadero, y que ojala algún día salgamos a competir en el extranjero con un grupo de caballos; alcanzar el nivel que hay en otros países y sacar la cara por Chile".
Finalmente, declaró tener 28 años, a los 13 años comenzó a trabajar caballos y por los dos lados le llegaba el tema, ya que por el lado paterno su abuelo criaba caballos para rodeo, y por el lado materno tenían caballos fina sangre de carrera.
"Y yo soy el único de la familia que se interesó por los caballos, nadie más, ni mis hermanos ni mi primos. Pero tengo un hijo de seis años al que le gustan mucho, se llama Marcelo, igual que yo, y le tengo una yegua que le regalé. Y me dice: ¿cuándo me la vas a amansar para andar en ella?".