- Reportaje recopilado de la sección de las Asociaciones del Anuario de la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena de 2017.

Hace más de 30 años, don Sergio Rossler comenzó el camino de la crianza con el Criadero Pozo de Oro, herencia que tomó su hijo Francisco, quien tras algunos años con complejos momentos decidió que debían tomar un nuevo impulso y fue así como las buenas noticias comenzaron a asomarse en la zona de Bulnes.

Justamente es Francisco Rossler quien narra la historia del Pozo de Oro y lo hace con ese mismo impulso que hoy por hoy lo tiene muy entusiasmado: "El Criadero nace hace unos 30 años atrás en un campo familiar de la zona de Bulnes, y es fundado por mi padre, don Sergio Rossler, y básicamente surge a partir de una tradición, puesto que él es sobrino de don Raúl Parada, quien fue un gran corralero de la zona entre el año 30 y el año 50", cuenta.

"Mi papá comenzó con unas sangres Colibrí, y Salteador. En esa época tuvimos muy pocas yeguas. Después tuvimos una gran yegua, la Jugarreta, hija del Diluvio, que apenas nos dio crías. Con el paso del tiempo nos interesamos en las sangres del Estribillo y el Colibrí, y ahora tenemos el Ojal y el Artillero en Domingo, dos finalistas de Chile, y de esos potros estoy corriendo hijos. Es así como se va armando el Pozo de Oro en su nueva época", añade Rossler,  quien  agrega  algo  importante  para  su trabajo como criador.

"No puedo estar conforme, porque hubo un período largo de tiempo en que el criadero estuvo un poco abandonado, y ahora lo hemos retomado en los últimos 10 años, tratando de mejorar lo que estábamos haciendo", dice.

"Nosotros estuvimos ocupándonos de la parte deportiva más que de estar criando, y tuvimos buenos resultados en caballos que no eran criados. Llegamos a Rancagua, fuimos finalistas, pero en estos últimos años quise darle más sentido a la crianza, y dejé dos yeguas que me había gustado a mí, que era de muy buena clase, la Cachipivil Tinaja, y a la Los Troncos Ruca, y a esas yeguas le puse los potros Estribillo. Y esas son las crías con las que llegamos a los Clasificatorios (el Orador y la Ñublensina). Es algo que a uno lo pone contento, porque hay un esfuerzo enorme atrás, es muy reconfortante", agrega.

"La Ñublensina es hija del Ojal en la Ruca, una yegua que le compramos a Mario Parada, y es nieta del Campesino, y la verdad es que es muy buena clase, y ya me ha dado muy buenas crías. El potro Orador es un hijo del Artillero en Domingo, que es Colibrí en una madre Rotoso, entonces son dos caballos de excepción, muy buenos", complementa.

Respeto al futuro, Rossler tiene una mezcla de optimismo y ambición, dado que una de sus aspiraciones comenzar a competir en exposiciones.

"El Criadero lo proyecto con una crianza siempre de pocos caballos, pensando en competir. No quiero que sea un criadero grande, con unas dos o tres yeguas de cría, pero tratando de ser lo más selectivo posible, y creo que en un poco tiempo podría estar yendo a exposiciones. Siempre uno apuesta a la funcionalidad deportiva, pero mi idea es acercarme lo más posible a los estándares de la raza, y espero que, con la selección que estamos haciendo, poder tener uno o dos caballitos para ir a exposiciones. Para nosotros es un tema pendiente, al igual que los Rodeos para Criadores. Son dos actividades muy relacionadas con la crianza, y es por eso que queremos apostar por eso", finalizó