Criadero La Frontera, la tradición familiar de los Peede
- Reportaje recopilado de la sección de las Asociaciones del Anuario de la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena de 2019.
Con más de 50 años de historia, el Criadero La Frontera se ha transformado en uno de los más importantes en la zona de Aysén, sobre todo gracias a la perseverancia que han mostrado los descendientes de Federico Peede Von Bishoffshausen, el gestor de este desafío allá por los años 60.
"El criadero nace con mi abuelo. No te puedo decir la fecha exacta, pero él muere el año 1969 y antes de eso ya había comprado algunos caballos, yeguas y potros. Después siguió mi viejo, Federico Peede Thomas, con el Criadero La Pampa, y ahí empecé yo con un criadero que se llamaba La Frontera II, pero como los huasos tienen tantas leyes decidimos juntarlos todos en el Criadero de mi abuelo, y comenzamos a inscribir todo para La Frontera", cuenta Federico Peede Carvajal, quien hoy tiene las riendas del plantel.
"El inicio del Criadero es un potro, el Casas de Polpaico Requiebro, y ahí se fueron comprando caballos cuando venía gente del norte a correr, los Lacoste, don Arturo Lafontaine, Fernando Navarro, Erasmo Uribe", añade Peede quien trabaja con un par de sangres en particular, sobre todo, teniendo en cuenta los desafíos que impone criar en la zona.
"Casi todas las crías tenían sangre del Casas de Renaico Yelcho a través del Santa Andrea Trasnochado, pero ahora por ejemplo, tengo un hijo del Lamentado, el Lamento, y hace un par de meses compré un potro con sangre de Peleco, porque todos estamos con las mismas sangres y, como dice mi viejo: 'los caballos parecen de juguete, porque son cada vez más chicos, y todos iguales'. Además, hoy día el caballo chileno sale de la pesebrera y sale atravesado, pero no tienen esa funcionalidad que tenían antiguamente, que era el caballo a todo servicio y que uno lo montaba para ir al campo, para ir a la Cordillera", explica.
"Para nosotros, acá, lo ideal es que el caballo sea funcional todo el año, que salga. A los caballos de rodeo tú los sales a galopar, los bajas a la medialuna, los bajas al picadero, lo toreas, pero de ahí a que vayas a recorrer, eso no pasa. Acá aquí las extensiones son mucho más grandes, entonces se puede salir con él. De hecho, creo que los mejores caballos que hemos tenido eran de cuando estábamos en Balmaceda, que son 12 mil hectáreas, porque todos los días nos mandaban a juntar ovejas, o nos mandaban a juntar vacas. Ahí los caballos no estaban aburridos y estaban con buen entrenamiento. Y hoy día esto no pasa, hoy día, salen de la pesebrera, se lavan y se van a comer. No saben saltar un arroyo, no saben saltar una acequia. Entonces, son cosas que han ido perdiendo los caballos, no por culpa del caballo, sino que por culpa de uno", critica.
Con respecto a la crianza en Aysén, Peede dice que el Caballo Chileno es capaz de adaptarse plenamente. "Acá tenemos caballos grandes, de buen desarrollo. Los animales son como los seres humanos, yo siempre he dicho que el ser humano es un animal de costumbre, y el caballo lo mismo. El caballo se aclimata a donde vive y ahí hace su funcionalidad", comenta.
Y esa funcionalidad es clave para los Peede, porque él corre junto a su hijo, Federico Peede Orellana, con quien ya suma un para triunfos y por supuesto, la aspiración es llegar lo más alto posible.
"Corremos todo criado, tenemos 19 caballos del criadero y nos están acompañando amigos", explica.