Veterinario Germán Ausset superó ardua lucha y volvió a atender caballos

El veterinario Germán Ausset dejó atrás una ardua lucha para recuperarse de un lamentable accidente que sufrió en el sur de nuestro país a fines del año pasado y ya comenzó a examinar caballos, a trabajar en lo que es su pasión.

El accidente, que sucedió en la Isla Riesco durante 2015, cuando manejaba una cuadrimoto junto a Cristóbal Pino y se estrelló contra un árbol, lo dejó muy lastimado y con un largo periodo de recuperación por delante, que él mismo contó a CaballoyRodeo.cl.

"Sufrí un accidente el Punta Arenas. Estuve un mes en el recinto hospitalario y me pidieron ser trasladado a Santiago porque las cosas estaban complicadas. Pidieron un transporte especial para mí y acá estuve en Clínica Las Condes alrededor de cinco meses internado".

"Cuando fui mostrando menos complicaciones en la parte de mi conexión con el medioambiente, mis diálogos con la gente y en general mi cabeza, fue lo más importante. También cuando subí de peso, porque bajé más de 30 kilos... estaban preocupados los doctores con mi físico", relató el profesional.

"Me mandaron a la casa e iba con una pierna mineralizada, estaba cojo. Tenía que tomar medicamentos y hacer kinesiología en la clínica y en una piscina. Gracias a Dios las cosas fueron resultando, no rápido, pero noté luego que podía pararme de la cama y tener autonomía", prosiguió.

Ausset señaló que "en mi casa tuve trabajo de sicólogos que aún me apoyan para el trato, la tolerancia a las cosas, para la convivencia con mi señora, mi mamá, mi papá y con toda mi familia, que han sido pilar fundamental en el tema".

"Me dieron de alta a fines de marzo y en agosto ya me di cuenta de algunas cosas positivas, sentí cambios. Más facilidades en algunas cosas... no como hubiese querido, pero sí sentí cosas".

"Después en noviembre volví a sentir comodidades, que podía hacer nuevas cosas, que mi físico estaba respondiendo y en diciembre, por el trabajo del equipo de kinesiólogos, con la neurosiquiatra... pude manejar un poco, jugar tenis".

Fue en este momento cuando volvió a una de sus pasiones, que son los caballos.

"A fines de noviembre vi mi primer caballo, de equitación, y uno de mi hermano, que quiso que lo revisara. En diciembre tuve más trabajo, más actividad, y he tenido todo controlado. Los médicos me dijeron que partiera lento. Que hiciera las cosas con mucha cautela, con ayudantes", explicó.

"He atendido dos o tres veces a la semana como máximo, lunes, miércoles y viernes, y hemos andado bien. Gracias a Dios los casos han estado resueltos, en ocasiones hemos sido ayudados, pero vamos bien y con ánimo, con fe, con ganas de trabajar, muy motivado por ayudar a los caballos y al equipo que trabaja con ese animal", sostuvo.

"El médico veterinario corre ciertos riesgos, desde que subes a tu auto hasta atender a un animal que es grande, tiene fuerza... con paciencia, cariño y buena voz ellos se van entregando y adquiriendo confianza con quien lo está viendo y examinando".

"Ha sido muy duro para mi madre, para mi señora, para mi hijo más grande, Sebastián... mis niñas, Constanza, de ocho años, supo muy poco, al igual que la más pequeña", cerró Ausset.