Potranca La Copita, un homenaje al Campeón de América
Por César Muñoz Fernández
Club Valle Simpson, Asociación Aysén.
El sábado 4 de julio del 2015 quedará grabado para siempre en la memoria de los chilenos, gracias al triunfo obtenido por nuestra Selección de Fútbol, al titularse Campeón de América.
Para una sencilla familia de agricultores de Longotoma, Región de Valparaíso, Provincia de Petorca, Comuna de La Ligua, tiene, además, un significado muy especial, ya que ese mismo día, nació una hermosa y tierna potranquita chilena, muy graciosa y avispada, llamada La Copita, cuyo aviso de nacimiento ya se entregó a la S.N.A. y que será inscrita con este nombre, en homenaje y recuerdo a la Copa que ganaron nuestros seleccionados.
El nacimiento de un ejemplar de fina raza chilena no es ninguna novedad para los amantes del Rodeo, del Movimiento a la Rienda y de nuestras costumbres y tradiciones, por cuanto estos nacimientos se están produciendo permanentemente en los distintos y prestigiados Criaderos establecidos a lo largo y ancho de nuestro territorio.
La particularidad muy especial del nacimiento de esta potranca, radica en que desciende, directamente, de SIETE ex Campeones de Chile de Rodeo.
Por la línea de su padre, es descendiente de Bellaco, Canteado, Por Si Acaso y de la gran yegua Percala.
Por la línea de su madre, es descendiente de Reservado, Estribillo y Rival.
Igualmente, corre por sus venas sangres de Taco, Esperando, Comunista, Estribo, Rigor y Zapateado.
Desconozco si este hecho es muy común, y que reúna en un solo ejemplar, sangres tan relevantes en la historia y desarrollo de nuestra raza caballar chilena y del Rodeo.
Todo ello origina este pequeño artículo y comentario.
El Criador de tan distinguida potranca es DON LAUREANO PEREZ NAVARRO, un sencillo agricultor de Casas Viejas, Longotoma, fundador y dueño del Criadero "Morro Negro".
Don Laureano, cría, amansa, arregla y corre sus propios ejemplares. Muy conocidos y recordados por los antiguos aficionados de esta zona, son sus ejemplares: los potros Copete y Reforzado, y la yegua Ponderosa.
Actualmente, sus yeguas La Petaquita y Doña Patty, están consideradas y premiadas como las mejores de esta zona, y La Petaquita (nieta del Fichero), además, ganadora de varios Sellos de Raza.
Don Laureano, pertenece a ese pequeño grupo privilegiado de extraordinarios hombres de nuestro campo, poseedores de un instinto especial para el arreglo de nuestro caballo chileno, gran sabiduría, paciencia y criterio, además de una gran serenidad y calma. A menudo es requerido para tranquilizar caballos de mucho temperamento, quitar mañas y resabios, curar heridas, diagnosticar enfermedades y asistir partos difíciles de caballares, vacunos y otros animales.
Jamás estudió veterinaria, no obstante su experiencia y sabiduría es ampliamente reconocida por estos lados.
Su personalidad es de una gran sencillez y humildad. Muy amable y de bajo perfil, característica de los verdaderos hombres.
Querido y respetado en su ambiente, por lo que es y no por lo que tiene. Su palabra vale más que cualquier documento firmado ante Notario. Franco, directo y confiable. Honesto y leal.
Uno de sus hijos, Luchito, ha seguido la senda del padre, ya que es un buen jinete de Rodeo y amansador de ejemplares nuevos.
Don Laureano trabaja solo, nunca se ha empleado con nadie y explota una pequeña parcela de su propiedad, que ha sido brutalmente azotada por la gran sequía y heladas que afectan esta zona , viéndose obligado, igual que otros pequeños agricultores, a cortar sus paltos, disminuyendo también, notoriamente, su producción de flores que cultiva bajo invernadero.
En tiempos mejores, fue socio y corredor de los registros del Club La Ligua y posteriormente del Club Longotoma, ambos afiliados a la Ferochi, Asociación Petorca y hoy desaparecidos, como consecuencia de la grave crisis que afecta a muchos Clubes, y además, por la falta de agua y la escasez de ganado apto para la práctica de nuestro deporte huaso.
Me he permitido escribir este modesto comentario, pensando en otros hombres sencillos de nuestro Chile, quienes, con esfuerzo y sacrificio, crían, amansan, arreglan y corren sus propios productos y que permanecen en el anonimato, ya que no tienen oportunidad de lucirse ellos y sus ejemplares, en rodeos oficiales, Clasificatorios y en nuestra Monumental de Rancagua.