Jinetes de Coquimbo viajaron más de 1.200 km para competir en el Universitario
Si de premio al esfuerzo se trata, la collera de Diego Miranda y Francisco Aguirre, de 18 y 20 años respectivamente, lo tiene más que merecido. Es que luego de extenuantes 17 horas de viaje y tras recorrer 1.235 km, desde la localidad de Algarrobito, comuna de La Serena, arribaron hasta la medialuna loncochense para participar en el XXXIV Campeonato Nacional de Rodeo.
Y aunque la suerte les ha sido un tanto esquiva en las series, los jinetes de los clubes Marquesa y La Serena se han dado maño para brindar la mejor actuación, metiéndose incluso en la pelea durante la segunda Serie Libre en la que quedaron en un amargo pero reconfortante sexto lugar, quedando a escasos tres puntos del premio.
Buscando conocer su experiencia y a insinuación de Iván Naretto, presidente de ONARES, los ubicamos en el sector de camiones para conocer detalle de esta vivencia que de seguro permanecerá grabada por siempre en sus vidas, en un periplo que no hace más retratar la pasión por los caballos y el Rodeo de estos hombres del norte del país.
“Ha sido bonito llegar hasta acá para ver cómo se vive la fiesta del rodeo es esta zona de nuestro país. Nos hemos sentido bastante cómodos y la gente ha sido muy cordial con nosotros, lo que agradecemos mucho porque aquí no hay diferencias y a todos nos une la pasión por nuestras tradiciones”, dijo Diego Miranda, quien es el presidente de la Rama de Rodeo de la Universidad Santo Tomás, sede La Serena, donde estudia la carrera de Técnico Agrícola.
“Recién hace unos dos meses constituimos nuestra rama por lo que estamos debutando como rama afiliada a ONARES, la que está integrada además por Ignacio Henríquez que lamentablemente no pudo asistir”, contó Diego.
Sin embargo, sólo a último minuto pudieron confirmar su asistencia al nacional universitario porque el rodeo que estaba programado en su asociación se suspendió hace una semana. “Ahí surgió la posibilidad de viajar hasta acá porque la prioridad la tienen los rodeos de nuestra asociación, además que corremos caballos que son de nuestros papás que difícilmente nos hubiesen pasado los caballos para este viaje y menos si eso significa que ellos quedaran sin correr”, comentó.
De ahí en más, la idea de viajar comenzó a crecer hasta que lograron reunir algunos recursos gracias a la cooperación de amigos de su asociación para ayudar a financiar el largo viaje. “Como estábamos fuera de plazo para pagar la inscripción de ONARES llamamos a Iván (Naretto), quien nos dijo que no importaba si la pagábamos fuera de plazo. Y así nos armamos coraje y salimos a las cero horas del pasado miércoles con una estancada de petróleo que nos regaló mi papá y tras 17 horas llegamos a destino”, narró Diego.