El adiós para "Yayo" Burgos: "Se le recordará siempre por lo que fue, gran corralero y sincero amigo"
Por Julio Fernández
El repentino fallecimiento del amigo corralero y gran persona, Claudio Burgos Labrín (Q.E.P.D.) llevó gran tristeza y caló hondo en el ámbito corralero de Ñuble y del país, muy en especial en su querido club San Carlos y las Comunas de Ñiquén y San Carlos, lo que motivó que su despedida fuera multitudinaria y llena de emoción.
En primera instancia una desbordante asistencia a la Iglesia de Zemita, luego un masivo acompañamiento hasta su última morada, una interminable columna de huasos a caballo escoltaron la carroza tirada por un caballo, hasta su última morada.
Previo a ello pasaron por la medialuna monumental de San Carlos donde era esperado por huasos a caballo, y gran cantidad de público, los que lanzaron globos blancos al cielo, una despedida sin precedentes para el gran amigo "Yayo" Burgos.
La despedida en el Parque Cementerio estuvo marcada por las emocionantes canciones de Fernanda Martínez y el arpa de Alvaro Mora, momentos muy emocionantes y llenos de tradición, que tras las palabras de algunas personas culminaron con una cueca bailada por su sobrino Juan Carlos Burgos Lagos.
"Qué difícil es cuando hay que levantar la voz para algo tan triste, como es despedir a uno de los nuestros, Claudio Burgos Labrín (Q.E.P.D.), nuestro querido Yayo, activo socio cooperador de su querido club San Carlos, del cual nunca se apartó, sus amigo hoy lloran su partida, nos deja una pena inmensa, pero con la conformidad que se encontrará con su querida madre, la Sra. Margarita, que en Paz descanse, a la familia reiterar nuestras condolencias y sentimientos de pesar ante esta irreparable pérdida, en lo personal e institucional, rogaremos a Dios para que le de la fuerza y resignación para soportar este este duro momento", expresó Hugo Manzanares, presidente de la Asociación de Rodeo de Ñuble.
Por otro lado, Mateo Rodríguez, en representación de la Asociación de Criadores de Caballos de Raza Chilena de Ñuble, dijo: "Me ha correspondido la triste misión de despedir a un gran hombre, un gran amigo y mejor corralero, un hijo ejemplar, un hermano cariñoso, nosotros como criadores queremos expresar nuestras sentidas condolencias a su familia, porque sabemos lo triste que es despedir un hijo, como no recordarlo por su sencillez, por su alegría que irradiaba y siempre atento a cooperar, se le recordará siempre por lo que fue, gran corralero y sincero amigo".
Fue una despedida a la medialuna celestial como se lo merecía este gran amigo corralero, que siempre brindó lo mejor de sí a sus semejantes.