Marea de las Tradiciones, una ola que recorre el país
Por Arturo Montory G.
Ha nacido una nueva manera de relacionarse entre los practicantes y cultores de las tradiciones del campo, por primera vez en forma masiva y a nivel nacional se muestran unidos y públicamente, todos orgullosos y dispuestos a defender esta “manera de vida” y para muchos “profesión”, podría llamarse en términos más modernos la “marea de las tradiciones”, una ola gigante que recorre el país, la que es transversal absolutamente.
Movimiento cultural masivo que no debiera perderse ni decaer en el futuro, que indica una convicción y fuerza interior grandiosa de los participantes, y así como nació la Confederación del Rodeo Chileno, ahora se debería ampliar e incluir a todas las demás expresiones que se manifiestan en las marchas, y de esa manera mantener un estrecho contacto y una información en detalle y completa de cada una de ellas y sus integrantes, incluyendo una web exclusiva, cuyo nombre institucional podría ser Confederación de las Tradiciones.
Sin duda alguna es impactante el entusiasmo y la cantidad de Marchas por las Tradiciones del Campo Chileno que se han efectuado a lo largo y ancho del país; según información de Soy del Campo, gran promotor de ellas, ya se han realizado 41 y están con fecha más de 20 aún, hasta fin de año.
Inéditas, maravillosas, que han logrado posicionar en cada zona una visión viva del campo, lo que quizás era casi desconocido para muchos habitantes de ciudades, especialmente niños, razón por la cual salen entusiastas de sus casas a aplaudirlos al paso de las caravanas.
Han hecho revivir con fuerza y vigor un sentido de Nación y Patria, que estaba algo adormecido y para una gran cantidad también es sorpresa la inmensidad de huasos vigentes y orgullosos de sus tradiciones.
En relación a la participación en ellas, ninguna de menos de 1.500 personas marchando y hasta 3.000 y 5.000 las más numerosas.
Efectuadas desde Arica a Punta Arenas, cuya distancia entre dichas localidades es de 3.860 kilómetros en línea recta y 5.356 kilómetros por rutas, equivalente a 3.328 millas, impresionante logro en el sentido que las tradiciones unen completamente a Chile, a pesar de esas grandiosas lejanías.
La difusión en nuestro medio campero y deportivo ha sido impecable y profusa, pero en los masivos no ha tenido la misma repercusión, sean diarios, radio, tv, redes sociales de ellos, siguen considerando el campo como de segunda o tercera categoría noticiosa o de interés cultural.
A través de Redes Sociales e informado por amigos extranjeros, me dicen que les ha causado un gran impacto las fotos y videos sobre las Marchas que han visto de nuestro país, están realmente impresionados y ello es de un valor inmenso para nosotros. Destacan especialmente las vestimentas huasas, la belleza de los caballos, el orden y civilidad ciudadana manifestada.
En relación a volúmenes, consideremos que participan más de 1.000 jinetes por Marchas en promedio montados en un 80% en caballos de Pura Raza Chilena, lo que arrojara al final no menos de 40.000 a 50.000 caballos de Raza participando, mansos, dóciles, útiles, muchos de ellos “arreglados”, capital grandioso del Monumento Natural del país, raza única y exclusiva, ahora mostrada a un público abierto y masivo.
No en vano los antiguos organizadores corraleros cada año que les tocaba hacer su rodeo oficial, era obligación el primer día en la mañana efectuar con todas las colleras participantes, un paseo por el pueblo o la ciudad.
Era la carta de presentación e invitación para asistir y presenciar en la medialuna, la fiesta campera y los recintos se llenaban.
Los participantes montados de las marchas son al menos 50.000 jinetes correctamente vestidos de huaso, con todos sus aperos y arreos, consideremos una cantidad similar y lógica en sombreros, mantas o chamantos, monturas, riendas, lazos, maneas, espuelas chapeadas, taloneras, botas, frenos chapeados, estribos de madera tallados, lo que se deduce de esta muestra y transforma esta actividad en gran productora de fuentes de trabajo artesanal, invaluable capital Cultural de Chile, y aquí está presente a la vista de todos.
Creo que pocos “conjuntos” (jinete y caballo según usanza huasa y criolla) o “binomios” (usanza en equitación) en el mundo, reúnen tal cantidad de detalles de artesanía totalmente confeccionada a mano, no existen fábricas, ni hechuras masivas o en serie, de ninguno de los elementos huasos arriba mencionados.
Destaco en estas marchas especialmente los “laceros”, gente huasa muy acampada que conserva su propia vestimenta y aperos, centrados en el lazo, derivada de una practicas ancestral que es la de lacear vacunos en los cerros, especialmente toros, y son miles de jinetes los asociados a los Clubes de Lazo en la zona central.
En Coltauco para el 18 de septiembre he visto desfilar más de 600 laceros con todos sus aperos, un espectáculo maravilloso.
Agreguemos a este conjunto de participantes todas las otras manifestaciones culturales del campo que se muestran y desfilan con gran entusiasmo.
Pero falta la “guinda de la torta”, esto es una “gran marcha en la capital” Santiago de Chile, para cuyos habitantes somos casi invisibles.
Pienso que un lugar adecuado para desarrollarla sería concentrase en el Estadio Nacional, Municipio de Ñuñoa, ya probado con las fiestas de las Semana de Chilenidad en relación a espacios, y de ahí marchar por calle Campo de Deportes y calle Antonio Varas, Municipio de Providencia, hasta Av. Francisco Bilbao y volver por calle Manuel Montt al sur hasta Av. Irarrázaval y de nuevo por calle Campo de Deportes al Estadio Nacional.
Causaría un impacto mundial mostrar no menos de 5.000 a 6.000 jinetes huasos, laceros, galgueros, y otras manifestaciones tradicionales, cuadras y cuadras de ellos marchando ordenados y orgullosos, con música del campo acompañándolos, ahí sí, que la prensa Capitalina los mostraría, imposible desconocerlo o menospreciarlo.
Gracias a los Drones en fácil ahora grabar de altura la magnitud y densidad de las Marchas y los expertos calcularán fácilmente volumen.
Seria primordial conseguir la limpieza de las calles inmediata al final de la marcha, para no afectar a los vecinos de esos lugares.
Entiendo que hubo un intento hace años atrás de hacer algo parecido, pero se desistió, ahora es necesario y un elemento muy importante a considerar, las Marchas por las Tradiciones “no tienen color político” y ello tiene una fuerza de credibilidad inmensa porque el elemento central y motivación es la gran pasión que a todos nos une.