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Secretos del Arreglo, Carlos Saavedra: "Cuando el caballo es más diablo, más hay que trabajarlo"

Secretos del Arreglo, Carlos Saavedra:
Premiado en la Asociación Los Andes por nueve años consecutivos como Mejor Arreglador, a sus 84 años contó su historia trabajando ejemplares.

Carlos Saavedra Avallay es una eminencia en el arreglo del caballo chileno. Conocido por haber sido escogido  en la Asociación Los Andes por nueve temporadas consecutivas (desde 1992 hasta el 2000) como Mejor Arreglador y Mejor Jinete en 1998, desarrolló una vida ligada al campo, aprendiendo el oficio de la mano de don 'Chuma' Celis, preparando distintos ejemplares y sustentando su vida en el trabajo de la compra, arreglo y venta de mancos.

En diálogo con Caballoyrodeo.cl contó su manera de trabajar caballos y aconsejó a los más jóvenes que quieren dedicarse a este oficio.

- ¿Cómo fue su origen en el oficio del arreglo?

"Yo hasta al colegio empecé a ir a caballo porque había poca locomoción, así que empecé a andar a caballo desde cabro. Después me junté con caballeros que arreglaban, que iban a topear y me juntaba con ellos en el potrero. Me gustó y seguí haciéndolo".

- Usted también compartió harto con don 'Chuma' Celis…

"Sí, porque cuando don 'Chuma' llegó mi papá era empleado. Yo nací en la cabrería que era de los Quiroga. Mi papá pasaba todos los días en el fundo para arriba y para abajo, y don 'Chuma' iba a la cabrería a galopear los caballos, entonces desde chico me decía ayuda po' 'negrito'. Era bueno para topear a todo campo don 'Chuma', era diablo el hombre. El me dio muchas ideas. Me dijo, si te gusta, siempre trabaja a los caballos con la cosa blanca, nunca le pongas duro, porque duro con duro nunca se va a ablandar. Yo siempre trabajé los caballos con harta guatana,  y me decía que los aprovechara, que cuando estaban blandos es cuando les sale espumita por el hocico, cuando sucede eso era que la leche estaba cocida, me decía. Y cuando babas no sirven, porque es machucón. Todos esos consejos los fui aprovechando y cuando estaba más grande, porque estuve harto tiempo donde los Quiroga, ensillaba y me juntaba con él, e íbamos a topear.

Después empecé a correr y más lo tomaba como fiesta o como negocio, porque me dediqué a comprar, trabajar y vender. Entonces lo que me enseñó el me ayudó mucho. Después tuve muchos contactos con varios amigos, que corrían y que cuando iba a los rodeos los miraba. Después empecé a correr cuando iba por aquí, con don Omar Martínez, no me acuerdo en que fecha a correr a Rancagua. Después con don 'Nica' Valdez cuando inauguraron la medialuna nueva y también fui a los Clasificatorios.

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Pero los caballos me duraban muy poco. Los trabajaba y como mi negocio era venderlos, yo los empezaba y los dabas probados. Les decía 'pruébelos, este es para la batalla y este es para el premio'. Así que les gustaba hacer negocios conmigo porque yo no los engañaba. Incluso le vendí una negra a don Raúl Cáceres, una yegua negra que compré por el año 63' en $10.000. Mandó a 'Memo' Barra, el yerno, al rodeo de Til-Til, y ahí se la vendí. Era bien bonita, ganaba sellos de raza en ella también.

Vendí hartos caballitos. Le vendí a Zenteno un caballo que venía de Talca, que venía fundido y yo lo ablandé como me decía don 'Chuma', con cositas blandas. Y así fui haciendo negocios, comprando y vendiendo caballos.

De Curicó, gracias a Guillermo 'Memo' Barra, traje a la Curicana, a la Ilusión, a una hija del Curanto, a un caballo mulato, a la Chaucha y harto caballo de allá. Yo hacía negocios acá, porque después los corría y los vendía. Era bueno para el negociado".

- ¿Qué es lo que más le gustaba de trabajar caballos?

"A mí me gustaba trabajar caballos más que correr, porque eso lo tomaba como fiesta no más, para pasarlo bien y correr con los amigos. Yo la única vez que fui empleado fue cuando estuve con don 'Tite' Zenteno. Pero siempre corría por amistad no más. Corrí con hartos amigos, con don Sergio Vargas también. Y tuve muchos caballos, pero me duraban muy pocos. Los compraba, los encachaba, los sacaba al rodeo, los corría dos o tres veces y me preguntaban si los vendía. Yo les decía, que si me lo compran lo vendo, pero que no estaba en venta, que hay que probarlo primero y así salían los negocios".

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- ¿Cómo usted trabajaba a los caballos?

"Yo a los caballos nuevos partía topeándolos al revés para que se aligeraran de las patas y me quedaban buenos, me quedaban blanditos. Los trabajaba harto de la boca con pura guatana. Trabajé al Fraile, al Estanciero, la yegua que se compró don Pele, a la Pilla, la Novicia, a todas esas las trabajé yo. Tenía suerte digo yo, porque yo compraba caballos fundidos y de a poco los iba buscando, los trabajaba dos veces al día y los arreglaba. Yo a las cinco de la mañana estaba ensillando, me gustaba trabajar con la fresca".

- En la Asociación Los Andes lo premiaron nueve años seguidos como Mejor Arreglador…

"Sí, tengo hartos galvanos. Yo hice al Trancazo, que lo compré por malo, porque no le servía a 'Manolo' Escudero. Yo le dije que si tenía cuatro patas igual que todos tendrá que servir. Lo trabajé y después lo corría y lo movía a la rienda. Gané hartos premios, me gané unos televisores por ahí. Después se lo pasé a Juanito Valderrama cuando andaba metido en los juegos ecuestres y él le dio el fin. Me lo puso bueno para correr y para la rienda. No lo moví más después, ¿sabe por qué? Porque la última vez que lo moví le cambié el freno y a mí me gustaba que los caballos que movía no abrieran el hocico, porque no deben soltar el freno, y en una foto que me tomaron salió con el hocico abierto. Así que no lo moví más para la rienda.

Tenía uno más nuevo, de Juanito Galdames, el Chamullo, que se amansó y me lo pasó a mí. Ese me lo pasó y lo moví a la rienda, era potro, era diablo, pero en la rienda era bueno. Incluso una vez se lo presté a 'Pocholito' Morales en un rodeo Interasociaciones de Cuyayes y se tiró a la rienda, ganando por lejos. Era bueno. Me decía que lo llevara a Rancagua y yo le dije que no, que este era para la fiesta y los amigos, para entretenernos aquí no más".

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- ¿Qué le parecen los arregladores actuales?

"Ahora apuran mucho, les ponen riendero y le ponen frenos cuando todavía no están listos, entonces ligerito se ponen diablos,  pierden el volante. Por ejemplo, la yegua que se llevó don Pele a donde Juanito, hay que preguntarle el trabajo que le hacía. Era andar un poquito y correrla, no tenía trabajo. Me dijo 'Oye Saavedra, si podía arreglarla". Pero a mí me operaron de la cadera y el doctor me prohibió, porque me podía dar vuelta y quebrarme, ya tengo 84 años. Tengo malas las rodillas, ya no puedo".

- ¿Le gusta algún arreglador actual?

"Hay muchos, pero como yo no veo cómo trabajan, no puedo decir. Hay que verlos trabajar. Por ejemplo, donde don 'Tite' compramos una yegua en un remate y me dijo no me gusta porque es muy chica. La Rebollá, era peticita. Le dije 'don Tite es chica, pero gruesa y tiene muy buenas patas, me gusta'. La compré, la amansamos, la trabamos y la corrí en tres rodeos. Después me operaron de la cadera y se la pasé al Julio Arancibia, el 'Chico'. Le dije 'mire Chiquito, yo la premié dos veces, esta yegua va a ser buena'. La completó al tiro. A la otra temporada la completó ligerito. A mí me gustaban los caballos chicos que fueran buenos, que tuvieran las patas abiertas. Yo los corría y movía a la rienda, porque todos tienen cuatro patas igual que todos.

Cuando me fui a donde don Tite yo iba a correr el potro negro, porque los potros peleaban y no los podían correr juntos. Le trabajé una yegua a don Tite, me la mandó para acá y un caballo rosado, que decían que no servían. El caballo se vendió y la yegua llegó hasta los Clasificatorios. Ahí me dijo que me fuera a trabajar con él, ahí le trabajé el Quillay, la Finá, la Rebollá y el Ultimo Milenio, que se vendió pal sur. De ahí me retiré porque me dolía la cadera.

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Ahí trabajé la Pimpinela, que tenía nueve años, bonita. Le dije y esa yegua tan bonita. La pillé, la limpié, le lavé la cola con shampoo, la saqué a correr y al final me la regaló. Yo después la vendí a don 'Cotelo' Espinoza.

Mientras que don 'Nica' me tiró a los leones a correr con un rosillo, que era bravo. Yo le dije que se me botaba no me iba a subir nunca más y no me botó nunca. Lo empezó don 'Nica' y lo puse bueno yo. Después José Luis Ortega lo corrió harto. Era diablo sí, pero me dio hartas satisfacciones. Me gané un champion en Concón y varios champion en él".

- ¿Qué consejo le da a los más jóvenes?

"Lo mejor para mí es que cuando el caballo es más diablo, más hay que trabajarlo, unas dos veces al día. Hay que trabajarlo a pura guatana. Yo hasta los corría un par de veces con guatana y después les ponía el freno. Teniendo buena boca, se puede hacer todo. Un caballo que no tiene buena boca es como andar en un vehículo que tiene harto motor y que no tiene freno".

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