Falleció Carlos Renner, propietario del Criadero Peñas Blancas
Con profundo dolor se informó desde su círculo familiar, el fallecimiento de Don Carlos Enrique Renner Meier (QEPD), dueño del Criadero Peñas Blancas de Pua (comuna de Victoria).
Sus funerales serán este jueves en Temuco en el Parque del Sendero a las 12:30 horas.
Y su Velorio será a partir de este miércoles en la Iglesia San Juan Bautista ubicada en Ignacio Carrera Pinto 950, Temuco.
El portal CaballoyRodeo.cl, perteneciente a la Federación Deportiva Nacional del Rodeo Chileno y a la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena, envía sus más sentidas condolencias a la familia de don Carlos Renner.
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Carlos Renner, toda una vida dedicada a los caballos
Don Carlos Renner sobrepasó los 80 años se mantiene atento a lo que pasa en el Criadero Peñas Blancas, el cual heredó allá por los '60 de su padre, y aunque dice que es un "criadero chico", recalca que le ha dedicado su vida a criar caballos chilenos.
"A mi padre le gustaban los caballos y de él heredé unos caballos y esta afición por el rodeo y la crianza. El abrió el criadero y practicó rodeo durante varios años, y yo seguí porque siempre me gustaron los caballos chilenos, y corrí mucho tiempo en rodeo, pero ya tengo 78 años y hace un par de años que dejé de correr por costos y también para cuidar la salud, por una pequeña afección cardíaca", dice don Carlos.
"Una de mis nietas, Lorena del Canto, quiere correr, pero yo le digo que se dedique a la rienda, y lo ideal sería que el criadero pase a sus manos, porque ella es la más entusiasmada. A otras nietas les he regalado varios caballos, pero terminan vendiéndolos. Es por eso que confío en ella para que siga criando caballos", añade.
"Tengo hartas yeguas, muchas de ellas no se han trabajado, pero se les sigue sacando crías, y he seguido en esto pese a que no corro, porque esta afición por el caballo chileno no se acaba, y actualmente tengo unos 17 mancos, todos criados por mí", dice orgulloso.
Sobre los comienzos, don Carlos dice que mi padre me traspasó unos caballos, y ya ni me acuerdo de los nombres, pero había un potro que se llamaba Piñero, y ahí le pusimos unas yeguas, la Baratera, la Cuenteras y ahí empezamos a sacar muy buenos productos. Después buscamos potros de mi gusto para ponerle a las yeguas, y por ejemplo, tengo un potro descendiente del Jerónimo, que es hijo del Taita y nieto del Rotoso".
Cuenta que la morfología ha sido preocupación y por eso "tengo sangres yeguas del Taconeo, hijo del Taco; y después, del mismo Jerónimo, yeguas del Requinto y un potro, hijo del Romeral, de don Fernando Datwyller".