Anuario de 1989: Las casas patronales y el rodeo
En el Anuario de 1989 de la Federación del Rodeo Chileno aparece este artículo escrito por Alberto Moreira, titulado "Las casas patronales y el rodeo".
Revisa la transcripción de la nota:
Las casas patronales y el rodeo
Por Alberto Moreira R.
Arquitecto
Profesor Facultad de Arquitectura Universidad de Chile
La casa hispana es trasladada a América y Chile, y es aquí donde toma características muy propias. Los arquitectos e investigadores descuidando e ignorando las verdaderas causas que gestaron estas formas arquitectónicas, atribuyeron a los constructores artesanos intenciones que ellos nunca tuvieron, en verdad son todas las actividades, faenas, trabajos y obras de artesanía las que conformaron el sentido de la vida rural y que son las raíces de nuestro folclor y de nuestro deporte, el rodeo.
El desarrollo agrícola se incrementó en la zona central (Coquimbo por el norte y la Frontera por el sur), debido a la pacificación de la araucanía y la intensa demanda triguera que el Virreinato de Lima exigió a esta colonia llamada Chile, que debía producir el grano que el Perú requería. Esto obligó a la población a congregarse en núcleos autosuficientes, autosuficientes por cuanto en ellos se realizaban todas las labores necesarias para la subsistencia de estas unidades urbanas, que además debían producir el grano para su envío al Perú.
Como consecuencia de esta situación comenzaron a surgir en diferentes lugares de la zona central estos conjuntos llamados posteriormente casas patronales muchas de las cuales se mantienen hasta nuestros días. Estos tuvieron su origen en las haciendas, las cuales eran de propiedad de la Compañía de Jesús en el siglo XVII y XVIII. Buen ejemplo de ellas son la Hacienda de Calera de Tango, la Hacienda de la Compañía de Graneros, la Hacienda Quilapilún en el Valle de Colina. Lo Arcaya en el Valle de Pirque, entre otros.
La Compañía de Jesús fue expulsada de Chile y América en el año 1767, pasando estas propiedades a manos de particulares, léase criollos.
Para comprender en mejor forma la planificación de ellas, llegaremos en un viaje imaginario por el gran Callejón de acceso y explanada donde además de las fiestas religiosas podemos observar como sus dimensiones están ordenadas y determinadas por las carreras de caballos, las topeaduras, demostraciones de destreza y arrojo de los jinetes, así como también las condiciones de adiestramiento, "arreglo" y docilidad de los caballos.
El conjunto de construcciones estaba circundado por un gran muro de adobón coronado por tejas que recibía el nombre de "clausura". Se accedía a este conjunto por un gran portón de madera claveteado el que se cerraba a la oración (aproximadamente a las 19:00 horas en verano y a las 17:00 en invierno). Los pilares que sostenían el portón estaban protegidos por dos piedras de 1,50 de longitud por 0,40 de diámetro que recibían el nombre de piedras del tope.
El callejón terminaba en la explanada, lugar de encuentro de todas las personas que vivían en la Hacienda y que domingo a domingo se veían después de la misa.
A esta misma explanada llegaban los jinetes que acompañaban al sacerdote que llevaba la comunión a los enfermos el primer domingo después de semana santa en la festividad de Cuasimodo, puesto que la capilla accedía a este mismo lugar.
De los recintos antes descritos, se destaca el patio de matanzas, o mejor dicho el corralón, espacio rectangular de más o menos 50 x 1,00 m.
Se requería gran pericia, buen golpe de vista y pulso certero para cortar los tendones de las patas del novillo, con un solo golpe del rejón que terminaba, en lugar de punta de lanza, en un cuchillo en forma de medialuna (ver ilustración del Atlas de Gay). De esta forma se inmovilizaba el ganado, que sería sacrificado por los matarifes.
Es aquí, al igual que en la aparta, donde el papel de nuestro caballo es básico y fundamental.
Otro lugar destacado era el corral de la aparta al igual que el anterior de forma rectangular, donde uno de sus costados servía para guiar los vacunos que eran clasificados según su edad y sexo (ver dibujo).
Este sistema se transformó hacia 1860, haciéndose curva de la cerca o quincha, dando lugar a la medialuna.
Ambas faenas dieron forma y desarrollo al rodeo.
En la ilustración se aprecia el callejón de acceso a la iglesia que también conduce a la medialuna y casa patronal rodeada por un muro o clausura. A la derecha, corrales para caballos.