Mi experiencia con la reina
Por Alfredo Moreno Echeverría en el Diario La Segunda
Asistir al cumpleaños 90 de cualquier persona debe ser siempre motivo de alegría, más aún si la festejada es de la influencia y fama de la reina Isabel II, algo que llena de orgullo.
En este caso, Chile fue invitado al único megaevento con que el pueblo británico conmemora tan importante fecha de su monarca y la Escuadra Ecuestre Palmas de Peñaflor ha tenido la suerte de ser su representante.
Hace unos meses la organización nos solicitó si podíamos aprovechar la ocasión para realizarle a la reina, en privado y sin otras delegaciones, un espectáculo donde pudiera conocer más de Chile, su música, nuestro caballo chileno y la figura del huaso.
Orgullosos de tan importante oportunidad, la solicitud fue aceptada. Así, el tranco de nuestro caballo, los colores de las mantas y chamantos, más la gallardía de sus huasos, iniciaron rumbo desde los jardines del castillo de Windsor, donde es la celebración de su cumpleaños, hacia el interior del castillo.
Como jefe de delegación, puedo decir que canciones como "Mi nombre se llama Chile", "Con permiso soy la cueca" y "Viva Chile" sonaron muy fuerte en Windsor. Paredes con mucha historia vieron pasar la cultura de nuestro país. Nuestro cóndor, tradiciones del norte de Chile, nuestra mítica Isla de Pascua y nuestra cueca sacaron aplausos de la reina Isabel II. Todos esos cuadros representados por nuestros huasos y bailarines, a galope de nuestro caballo chileno desplazándose a toda velocidad hacia el costado (cosa que tanta admiración causa por estos lados), llevaron el saludo de nuestro lejano país a la reina Isabel II.
La monarca se mostró amable y contenta desde que llegó al picadero real manejando su propio auto, luego aplaudió cada destreza, caballo y huaso que pasó frente a ella. Su marido, el príncipe Felipe (quien también llegó manejando su propio auto pero separado de la reina), recordó su paso por nuestro país años atrás. El caballo chileno y el huaso trajeron a Chile en sus lomos y mantas hasta Windsor.
El tranco del caballo tomó camino de regreso y esperan seguir siendo los favoritos cada noche de espectáculo, pero en el castillo quedan los ecos de tintineos de espuelas, acordes de cuecas y tonadas, que sumados al rápido desplazamiento de costado de nuestros caballos chilenos harán del paso de Chile por Windsor algo inolvidable.
Este equipo siente que la responsabilidad es grande, difundir nuestra cultura es nuestra misión, pero, la verdad, lo más grande que sentimos es el orgullo de ser chilenos. ¡Viva Chile!