Crecimiento equilibrado y con tradición huasa
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Parece un tema complejo, pero debemos abordarlo con altura de miras y sobre todo pensando y construyendo para el futuro.
Nuestro mundo huaso lo compone el caballo chileno y el rodeo, un universo “corralero”, provinciano sin duda, que es la antítesis de la globalidad, tan útil en otras cosas, como apertura económica, comunicaciones, etc., pero que atenta con lo tradicional de cada país. Nuestro pequeño mundo huaso permite y tiene la virtud de unirnos a todos en un ambiente común, sin divisiones de ninguna especie, todos son aceptados con el solo requisito de querer y practicar lo nuestro, valor en sí, que es una joya en el mundo actual, tan agresivo y confrontacional.
No es lo huaso la única expresión de tradiciones de Chile, pero es el ambiente que nos tocó vivir y practicar.
Ya desde hace varios años el “gusto” por correr o practicar el rodeo ha superado todas las expectativas, lo que hace 50 ó 40 años atrás nadie imaginaba, al contrario se pensaba que con el avance de la modernidad, el cambio de explotación agrícola de ganadera a frutal, terminaría a corto plazo por dejar atrás un deporte tan campero como el rodeo chileno por quedar anacrónico en el tiempo y sin cultores, ni ganado que correr.
Pero ha sido al revés, contra todo pronóstico el rodeo crece y crece, y no hay como ni siquiera “aminorar” a la afición por practicarlo, es una ola que avanza sin conocer aún su techo.
Se dispone de recintos preciosos y muy bien dotados para su práctica en todo el país, y cada año mejorándolos más aún. Es un deporte de jóvenes, de niños, de niñas, lo que avala su continuidad en fin, no hay edad tope, menor ni mayor para ser “corralero”.
Tener un caballo para “correr”, inscribirse en un club, armar una “collera”, ya algo después premiar, hacer puntos para los Clasificatorios, premiar en ellos, llegar a Rancagua, y clasificar para la final es el sueño de miles.
Ejemplo de mirada y acción “visionaria” ha sido la compra de una oficina en el centro de Santiago (1960), del fundo en Valdivia y la adquisición de ganado (1980) por parte de la Federación del Rodeo, construcción de la medialuna Monumental de Rancagua (2000) y la Semana de la Chilenidad (1992) de parte de la Federación de Criadores, que vistas en retrospectiva son fundamentales.
Pero en qué vamos quedando rezagados:
a) En la crianza “masiva” de caballos morfológicamente adecuados a la exigencia corralera.
b) En el “arreglo” profesional del caballo que corresponde al éxito de su futuro desempeño.
c) En dotar a los jinetes aprendices de las herramientas técnicas necesarias para su correcta practica.
d) Cursos para jurados de exposición diferidos por edad de los participantes, divididos en niños, jóvenes y adultos, hombre y mujeres.
e) Efectuar cursos en la misma forma de genealogía del caballo chileno.
f) Cursos de “muestra” de confección de aperos, montura, riendas, espuelas, botas, taloneras, frenos, mantas y chamantos.
g) Cursos de la historia del rodeo, criadores y jinetes.
h) Cursos de la Jura del rodeo.
i) Cursos de “cueca”.
j) Cursos donde se muestre la música chilena ligada al campo y rodeo y sus cultores.
k) Cursos de los cuidados del ganado en general.
l) Efectuar el “triple” de cantidad de exposiciones de caballos chilenos con el fin de que cada criador pueda evaluar sus productos públicamente, vea lo que crían otros, en fin, tenga una vara para medir lo que hace, no solo convertirse en un coleccionista de caballos con padres con estadísticas.
m) Cursos de enseñanza del arte de “mover a la rienda”.
n) Curso para llegar a ser algún día “arregladores”.
Todo este conjunto de medidas e iniciativas aseguran un crecimiento equilibrado en todas las riquísimas facetas de nuestras costumbres huasas y del campo chileno.
Pero este tema debe seguir una línea central liderados por ambas Federaciones (Rodeo y Criadores), de manera que sea ordenado, los profesores idóneos, y aseguren un correcto desarrollo temático y de responsabilidad.
En la actualidad y futuro el 80% de los que crían y practican esta disciplina viven en ciudades, por lo cual el acceso que los “antiguos” teníamos en forma natural a estos distintos procesos ya no existen, por lo cual es necesario crear dichas instancias y ponerlas al alcance de todos. Lugares físicos donde hacerlos sobran.
Muchas de estas políticas públicas costumbristas ya las ponen en práctica en los países criollistas, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, y el resultado es fantástico.
Un criador gaúcho hace años atrás estando yo en Esteio durante la Expointer me dijo que, debido al auge del Freno de Oro, volvieron vestirse de gaúchos, muchísimas personas en Brasil, de niños a mayores y en la actualidad lo hacen en forma masiva, gracias al desarrollo de esta prueba y al orgullo de sentirse parte de ese mundo campero.
Hace 50 a 40 años atrás empezaron a exportarse caballos chilenos, primero a Argentina y luego a Brasil, y ellos produjeron la “revolución funcional” en dichos países, debido a que ellos dieron gran auge a deportes como las Paleteadas, y el Freno de Oro, donde la sangre de nuestro caballo ha resultado fundamental, tanto así que padrillos chilenos lideran sus estadísticas.
El deporte de las “Paleteadas” argentinas nacieron en la década de 1970 basado en el ingreso de caballos chilenos, el “Freno de Oro” lo crearon en la década de 1980 basado en el ingreso de caballos chilenos, por su excepcional disposición a ejecutar deportes en recintos pequeños, buenos para “volver y girar en las patas”, de buena boca y excepcionalmente mansos.
Por lo expuesto mas arriba creemos que sólo de esta manera construiremos un futuro equilibrado y educado en lo nuestro, y ayudará a darnos “identidad” país, tan necesaria debido a la globalidad, proceso sin regresión.
Cuando existe “pasión” y “voluntad” es fácil llevar a cabo estas tareas y gracias a Dios personas adecuadas y dispuestas existen muchísimas, sólo falta “abrir los espacios” para ello.