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Las grandes historias y anécdotas del viaje a España en 1992

Las grandes historias y anécdotas del viaje a España en 1992
Fotos archivo de Miguel Angel Moya.
Quienes participaron en esta gira a la Madre Patria, nos entregaron sus impresiones de lo que constituyó un hito en sus vidas y en la historia del Caballo Chileno.

Según contaba Luis Iván Muñoz, vicepresidente de la Federación de Criadores de Caballos Chilenos e integrante de la comitiva, alrededor de 50 personas conformaron la delegación, algunos de los cuales ya no están entre nosotros, como el arquitecto y criador Alberto Moreira, el criador y Campeón de Chile de Rodeo, Alberto Montt, Gustavo "Tavín" Rey y Juan Martínez.

Pero con otros de esos viajeros conversó Caballoyrodeo.cl, partiendo por Guillermo Trivelli, quien en su tono muy coloquial y campechano, nos dijo: "Han pasado 20 años;  creo que fue algo precioso. Nosotros hicimos una avant premiere, no fue algo como la Escuadra Ecuestre Palmas de Peñaflor, lo hicimos con menos detalles, pero igual fue entretenido. Y corríamos el riesgo que en el cruce de los caballos nos pegáramos un mancazo uno con otro y fuéramos a dar  no sé donde. Fuimos embajadores, pero debo reconocer que estamos muy lejos de presentar lo que presentó en Europa la Escuadra Ecuestre Palmas de Peñaflor”.

"Sin embargo, fue algo muy entretenido, de mucha experiencia para nosotros; nos conocimos con gente que apurados nos conocíamos de vista o nos veíamos en el Champion de Chile", aseveró.

"Más de alguno iba con un criterio comercial, pero yo iba con el interés de compartir, de conocer y de pasarlo bien. O sea, me daba lo mismo volver con mi yegua. Yo llevé a la Ocurrencia, una hija del Zapatiado en una hija del Rigor. Muy bonita yegua", manifestó.

Recordando un par de anécdotas que le causaron mucha gracia, nos dijo: "José Manuel Aguirre, a quien le debemos el éxito del viaje por su experiencia internacional, nos dio una charla señalando que fuera de las atajadas, porque improvisamos una atajada para hacer la demostración, que era acolchada, no golpeáramos a los novillos ni en el cemento, ni en las tablas, dado que ya los pañuelos verdes (los animalistas o ambientalistas) en esos años estaba recién brotando en las plazas de toros en España. Entonces, después de esta charla salimos con una conciencia atroz con respecto al novillo y corrimos una pareja, dos parejas y como a la tercera pareja, de esos cinco mil espectadores que estaban mirando en la Feria Ganadera de Salamanca, un español gritó. ¿Es qué acaso no lo matan? Ello estaban acostumbrados a que muriera el toro. O sea, nosotros íbamos muy cuidadosos, pero la mentalidad española respecto del toro es otra".

"Esa fue una de las anécdotas que recuerdo, pero hubo varias, como por ejemplo la llegada de un chileno a la Feria, que era pariente de Coteco, un Aguirre del norte. Y fue a conversar con nosotros. Hábilmente, Coteco lo hizo callar, que disimulara y lo mandó a ponerse una boina,  y que  hablara con acento español. Y ya vestido así, llegó a ofrecer 100 mil dólares por un potro que era de mi gran amigo, que en paz descanse, don Gustavo Rey. Se hizo pasar por español este caballero y le ofreció los 100 mil dólares. Imagínese lo contento que estaba Tavín, que incluso dijo que se iba a salir de la comitiva. Pero en la tarde se dio cuenta que era un broma, así que lo tomó muy bien", rememoró.

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También apuntó que de los que viajaron aquella vez a España, hay cuatro personas fallecidas: el arquitecto Alberto Moreira, Alberto Montt, Tavín Rey y Juanito Martínez.

"Creo que nos estamos juntando muy poco, pero estamos empeñados en que terminando la temporada de rodeos hay que hacer obligadamente una junta, porque no vayamos a ralear más el grupo. Y para celebrar los 20 años que han pasado desde aquel recordado viaje, donde a los españoles les gustó mucho lo que hicimos con nuestros caballos chilenos", cerró don Guillermo.

La voz de Alfonso Navarro

Otro que dijo presente en aquella gira inolvidable fue el gran exponente del movimiento a la Rienda, varias veces Campeón de Chile y Campeón Sudamericano de dicha disciplina, Alfonso Navarro.

"Tuve la suerte de haber sido uno de los que pudimos ir, porque teníamos un número limitado de jinetes, que eran los mismos que el número de caballos. Creo que desde el viaje, la llegada, todo tuvo su historia. Porque nosotros nos fuimos antes que llegaran los caballos para esperarlos, pero allá no nos esperó nadie. Estábamos como a 200 kilómetros de Salamanca y nadie nos esperaba así que no teníamos idea. Los que andábamos eran Juan Mondaca, Mauricio Toloza, Lalo Salas y yo, y tuvimos que esperar en el aeropuerto de Madrid que llegaran los demás".

Riéndose, contó que todo el viaje estuvo entretenido, "y lo mejor es que hablábamos español nomás, así que no había problemas para entenderse. Este viaje fue en mayo y a Madrid llegamos un sábado en la mañana y como teníamos que esperar hasta el día lunes que llegaran los otros, buscamos una pensión y aprovechamos de conocer Madrid. Además, tuvimos la suerte que se estaba celebrando la semana de los toros, así que fuimos a Las Ventas, la plaza de toros de Madrid, que es la meta para todo torero, como para nosotros llegar a la Monumental de Rancagua. Tuvimos la suerte de conocer todo el recinto y como andábamos medio patudos, estuvimos en los corrales, con los caballos de rejoneo, en las pesebreras. Tuvimos tiempo para todo eso y fue muy entretenido"”.

"Ya en Salamanca conocimos más cosas, estuvimos en un matrimonio y especialmente sus fiestas, donde toreaban unas vaquillas y algunos invitados, a los que se les habían pasado las copas, se atrevieron también a torear, causando muchas risas. Fue muy entretenido todo el viaje, muy bonito, tuve la suerte de hacerlo y le agradezco a la gente que tuvo que ver con ese viaje, aseveró..

"Yo iba a cargo del Domingo 13, que era de Pablo Quera y en el rodeo demostrativo hice collera con varios y don Cote, que estaba a cargo del equipo, inventaba pruebas entretenidas para la gente. Hacíamos pruebas de Rienda, algunas figuras, de a uno, de a cuatro; todo eso lo íbamos inventando en el momento, haciendo las que salieran mejor, buscando el caballo más bonito o quién lo podía hacer mejor", añadió.

También le llamó la atención el carácter de los españoles, asegurando: "Son de fiesta, de pasarlo bien, nada de compromiso de horario. Nos poníamos de acuerdo para juntarnos a tal hora, en tal parte, para hacer una presentación, pero nunca cumplían los horarios; llegaban algunos, otros no. A ellos les importaba re poco eso, sólo que las cosas resultaran bonitas, pasarlo bien; nada más que eso".

Desde Aysén

Y un corralero aysenino también se incorporó a la comitiva, para vivir una experiencia calificada de inolvidable. Nos referimos a Jimmy Peede, quien nos comentó: "Probablemente era uno de los más jóvenes; tenía 29 años. Imagínese, fue un viaje bonito, con un grupo importante de huasos atravesar el Atlántico e ir a correr allá, fue una experiencia bien bonita. E ir a mostrar los caballos chilenos a su lugar de origen fue una experiencia super linda y yo creo que todo el grupo recuerda con mucho cariño ese viaje a España".

"Hay muchas anécdotas, incluso varias que no se pueden contar y de las otras, entre las presentaciones que nosotros hacíamos, realizamos un viaje un grupo de huasos, entre los que estaban Guillermo Trivelli, Felipe Bunster, Arturo Ramírez; Tavín Rey;  Francisco Hanke también andaba en ese lote. Cruzamos Los Alpes, pasamos por Suiza, nos fuimos a Italia; llegamos hasta la Costa Azul, así que imagínese ese lote paseando, con esa cantidad de viejos acampados pasando por todas esas partes; la verdad que fue muy entretenido".

También recordó de su estancia en Salamanca que los visitantes más entendidos, cuando se acercaban a las pesebreras y veían uno de los caballos, con buenos adornos, con la cabecita ligeramente acarnerada, decían: sí, efectivamente son descendientes de los caballos españoles.

"Eso es lo que recuerdo de comentarios de gente que estaba en alguna medida ligada al caballo. Claro, evidentemente eran caballos más chicos que los que ellos tienen hoy día y también les llamaba mucho la atención que los nuestros se iban encima de los toros, mientras lo que ellos necesitaban eran caballos que se arrancaran de los toros para practicar el rejoneo. Ahí estaba la diferencia. Sin lugar a dudas, fue un viaje muy bonito y una experiencia única", comentó con nostalgia.

La aventura de Joselo

Y José Astaburuaga, Tricampeón Nacional de Rodeo,  fue otro de los participantes en este viaje a España, pero, además, repitió la experiencia 20 años después, integrando la Escuadra Ecuestre Palmas de Peñaflor.

"Fue un viaje muy emocionante para la época. Imagínese, viajar con los caballos chilenos a España a correr, a mostrar lo que era el rodeo nuestro en España. La verdad que fue una experiencia inolvidable. Yo llevé un potro de un gran amigo mío, Jaime Roncagliolo; el potro Manolo, que fue finalista en Rancagua. Llevé ese potro y anduvo muy bien".

Destacó que los españoles estaban muy contentos, felices de verlos, señalando: "Los impresionaba lo ágiles, rápidos y fuertes que eran en comparación al porte de nuestro caballo con el de ellos. El caballo de ellos es mucho más grande, de mucho más alzada, pero no tiene las reacciones y los movimientos del nuestro y eso les llamaba mucho la atención. Ellos mandaron ese tipo de caballo hace 500 años y acá se conservó esa raza. Mientras que ellos con la llegada de los berberiscos, los moros, los árabes, subieron la alzada del suyo".

En el terreno de las anécdotas, señaló que guarda varias, compartiendo una de ellas.

"Me acuerdo que una noche en que estábamos en el hotel y Coteco Aguirre, que era el encargado de nuestra delegación, como el capataz, no avisó que al día siguiente nos iban a echar un toro, porque estábamos corriendo vaquillas. Y al que le saliera el toro había que hacer algo especial con él. O sea, no acobardarse. Y nos salió a nosotros ese toro y me acuerdo que lo llevé a las tablas o al cemento, no me acuerdo, porque era una medialuna improvisada, y le pegué cuatro o cinco golpes, el toro cayó y los españoles gritaban contentísimos: Olé torero, me decían. Yo hice collera con don Hugo Cardemil y nos aplaudieron harto".

Pero también destacó algo muy especial en su caso: "Y para mí también fue muy especial haber vuelto a España este año con la Escuadra Ecuestre Palmas de Peñaflor. Creo que he sido el único que se ha pegado los dos viajes. Dos experiencias muy bonitas.

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Don Hugo

Y su compañero de collera, el cuatro veces Campeón de Chile Hugo Cardemil, calificó el viaje como una “experiencia bonita, bonita, bonita", agregando: "Y muchos recuerdos, de gente que ya no está, que se ha ido, y de otra gente que está, pero ya está retirada de los rodeos. Así que son recuerdos nomás los que van quedando".

Haciendo memoria de lo ocurrido en tierras españolas, señaló: "Cuando vieron los caballos les gustó mucho y aunque la idea para algunos era ir a vender caballos, pero allá no compran. Allá se hicieron varias pruebas, que acá ni las miran siquiera. Allá no había medialuna, no había nada, era puro correteo. Me tocó hacer collera con Joselo (Astaburuaga) y con otra gente también".

Añadió que compró especialmente una yegua para llevarla a España, y aunque era buena, no del nivel de los caballos que corría en Chile, recordando además que recorrieron bastante en Salamanca, posando de a caballo frente a la legendaria Universidad de Salamanca (aquella de Lo que natura non da, salamanca non presta) y entrando montados, con los pabellones patrios de España y Chile en la Plaza Mayor de la ciudad, a la que fueron varias veces porque estaban cerca.

"Después tuvimos una semana libre y fuimos a Francia y a varios lados", reiterando que fue bonito el viaje a España, agregando: "una cosa que no se había visto y que no se había hecho nunca. Un viaje que hice cuando ya tenía 70 años y ya era Tricampeón de Chile", acotó.

El "Lalo" Salas a España 

Eduardo Salas también tuvo la oportunidad de realizar dicho viaje, contando que en ese tiempo trabajaba en el criadero Santo Tomás.

"Fue una experiencia muy bonita, inolvidable. Yo trabajaba en el criadero Santo Tomás, y andaba por los 30 años. Sólo había ido a Argentina y este viaje a España fue muy bonito porque nos fuimos antes y tener la posibilidad de haber ido allá es inolvidable. Mostrar los caballos, galoparlos y mostrar tantas cosas a la gente que nos seguía en cada presentación, pruebas que nosotros hacíamos y que les gustaron mucho",  aseveró.

De las anécdotas vividas en ese viaje, recordó cuando estando en Madrid fue al Museo de la Castellana con otros tres corraleros.

"Nos pasaron varias anécdotas y me recuerdo de una cuando fuimos al Museo de la Castellana en Madrid y casi nos llevan presos por sacar fotos  dentro del Museo. Cosas que como éramos medio huasos, no sabíamos. Recuerdo también que don Luis me había mandado que me fuera solo, antes que viajaran todos los demás, para esperar los caballos (que se fueron en avión a cargo de Jorge Andrés Rademacher). Pero justo conversé con el Chiqui (Navarro) y me dijo que por qué no llevábamos a Juano Mundaca y a Mauricio Toloza. Así que conversé con don Luis Iván y partimos los cuatro. Llegando a España nos fuimos a la plaza de toros de Madrid  y recorrimos todo eso; fue un viaje muy bonito".

El gran capitán

Y cerrando esta tanda de recuerdos, rescatamos las impresiones de quien fue considerado un verdadero jefe de equipo y que aportó con su experiencia para organizar a los jinetes y crear todas aquellas pruebas que llamaron la atención de los españoles.

Nos referimos a José Manuel Coteco Aguirre, quien señaló que el viaje a Salamanca, España, "fue extraordinario, muy bonito, muy bueno. Los españoles estaban muy contentos de ver nuestro caballo, que viene de la jaca española, que incluso ellos ya no la tienen".

También recordó que inicialmente la demostración de rodeo iba a ser en la Plaza Mayor de Salamanca.

"Pero finalmente se hizo en otro lugar, en un anillo de la Exposición Universal Ganadera. Lo que sí entramos de a caballo a la Plaza Mayor; hicimos un desfile en la Plaza y fue muy bonito. También pasamos por el frontis de la Universidad de Salamanca. Entrar a la Plaza Mayor en nuestros caballos chilenos fue una cosa increíble, fue un sueño. La verdad que fue increíble haber estado allá con los caballos chilenos. Por supuesto que fue una cosa como para guardarla para siempre, fue muy bonito. Una gran experiencia, se armó un grupo muy simpático, no hubo ningún problema, se avinieron todos".

Asimismo, habló del aquel ganado que los españoles pusieron a disposición de los chilenos, rememorando: "Había pocos novillos para hacer la demostración. Eran una especie de Charolais, pero chicos y gordos, eran prácticamente terneros, medios nuevos. Iban como 12 colleras en este viaje a España y no pudieron participar todas por falta de ganado; sólo lo hicieron unas pocas nomás. Pero de todas maneras después hicimos otras demostraciones, algo así como pruebas ecuestres; algo para entretener al público porque había que hacer una función un día de dos horas y habían vendido entradas. Así que había que rellenar dos horas. De manera que se realizó Movimiento en Rienda y cuanta cosa hay; les gustó muchísimo", enfatizó, como si aún estuviera viendo a los jinetes y caballos chilenos actuando y el estruendo de los aplausos de los españoles bajando desde las graderías.

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