Ernesto Vásquez, un merecido premio a su historia como arreglador

El fin de semana pasada, la Asociación Talca celebró su habitual Cena de Premiación y en la cita uno de los más emocionados era Ernesto Vásquez, quien con 71 años recibió un merecido Premio a la Trayectoria luego de más de cinco décadas de arreglo en varios de los principales criaderos de Chile.

Vásquez nació en 1942 en Longaví y tras moverse por todo Chile buscando y arreglando varios grandes caballos, hoy ya está asentando en el campestre San Clemente.

De pocas palabras, este auténtico hombre de campo se refirió a esta condecoración: "Feliz, aunque me la esperaba mucho antes", dijo entre risas don Ernesto a Caballoyrodeo.cl.

"Lo estaban debiendo, así es que fui con toda la familia a recibir el premio y la verdad es que fue bien emocionante, así es que contento y orgulloso de lo hecho", añadió.

Vásquez desde muy pequeño se hizo amigo de los caballos, con quienes comenzó a familiarizarse cuando su padre trabajaba en el Fundo San José.

"Ahí vivía mi familia y ahora estoy en San Clemente instalado, pero he recorrido Chile, y he tenido la suerte de estar en varias partes", dice.

De hecho, comenzó a trabajar en el Fundo Santa Elena (en Yerbas Buenas) lugar donde conoció a Remigio Cortés y esta amistad le daría el impulso para dedicarse a los caballos.

"Tuve la suerte de trabajar en buenos criadores con el favor de Dios", dice. Y claro, si trabajó con René Vega en el Criadero Quiñipeumo, donde sacó al Bolichero, un manco que llegó a ser seis veces finalista nacional.

En 1982 se va al Criadero El Ideal y sus manos ayudan en el trabajo de la Ronquerita y la Alborada, campeonas de Chile ese año con la monta de Leonardo García y Daniel Rey.

"Tuve la suerte de ayudar a Daniel Rey cuando él estuvo enfermo", cuenta.

En el '85, ya asentado en Talca, se instala en el Criadero Principio de la familia Pozo, donde ayuda en la formación de grandes caballos, entre ellos, el Peumo, campeón de Chile.

"Con los Pozo estuve 12 años, así es que por eso me quede por acá, donde compré y me quede con la familia", dice orgulloso.

Su labor se extendería y ni siquiera dos accidentes cerebro vasculares lo bajan de los caballos.

Es más, tiene su propio criadero: El Rechazo, y actualmente y trabaja con Carlos Eugenio Sepúlveda en La Reserva del Jutre.

"Son hartos los recuerdos que a uno se le vienen a la mente, porque a uno, gracias a Dios, le han salido tantas cosas buenas y bonitas", contó.