Santiago Urrutia Benavente, la Magia de un Gran Jinete
Por Jorge Lasserre Lafontaine
Cuando inicié las primeras líneas de este artículo dedicado al ilustre corralero, don Santiago Urrutia Benavente, mi espíritu se trasladó a aquello momentos en que, tanto quien escribe como la gente que asistía a la final de un rodeo, nos emocionábamos con la sola presencia de este gran jinete, esperando gozar del espectáculo que seguramente nos brindaría.
Con el propósito de obtener los antecedentes más fidedignos sobre su vida, me trasladé a Parral visitando a cuanto Urrutia y Benavente aficionados al rodeo van quedando en la zona. A través de estas conversaciones con personas de variadas edades, obtuve la información básica que trataré de expresar en estas páginas.
Don Santiago nació en Parral el 8 de mayo de 1908. Hijo de don Arturo Urrutia Benavente y doña Lastenia Benavente Domínguez, creció en su tierra natal y ya muy niño mostraba interés por todas las cosas del campo, especialmente por los caballos que, a la postre, serían la pasión de su vida.
Quienes fueron sus vecinos, cuentan que de pequeño recorría diariamente 10 kilómetros que separaban el campo de sus padres del fundo Las Rosas, situado en Retiro. El recorrido lo hacía en una yegua rocilla comprada a Pablo Godoy, hija de El Mono, que -a su vez- había pertenecido a su pariente, Miguel Angel Benavente.
En Las Rosas trabajaba don Atiliano Urrutia. Con él aprendió a correr y formaron collera desde muy jóvenes.
En el año 1931, a raíz de su matrimonio, don Chanca se traslada al fundo San Antonio que había recibido en herencia y que estaba ubicado a 38 kilómetros de Parral. Allí vivió durante seis años con don Atiliano que estaba dedicado a la administración del campo.
Corriendo juntos cosecharon grandes éxitos en la zona central a partir de la década del 40 hasta alcanzar en 1955 un máximo doble triunfo: el título de Campeones de Melipilla montando a Cachupín y Arrastrada y en la Final de Chile a Mentita y Marmota; el único caso de una collera integrada por dos propias hermanas que logran el Campeonato de Chile.
Notable imagen: Don Chanca en Cachupín.
Entre sus muchos triunfos deportivos, figura un nuevo Campeonato Nacional de Rodeo en 1969; esta vez junto a Samuel Parot en Barranco y Huachipato, en el Movimiento a la Rienda logró, además cuatro Campeonatos Nacionales consecutivos, los años 1970, 71, 72 y 73 siempre con Cachupín. Sin duda, que uno de sus mayores méritos radica precisamente en ser el único corralero que ostenta cuatro Campeonatos Nacionales en Rienda y dos en Rodeo.
A pesar de tantos triunfos que hicieron leyenda, don Chanca siguió siendo el mismo hombre sencillo, de extraordinaria molestia; casi tímido. De carácter afable, aunque parco de expresión, se entregaba fácilmente a quienes tuvimos el privilegio de ser sus amigos.
Con esa sencillez tan suya -típica del hombre de campo- se granjeó la admiración de todos los corraleros y el cariño incondicional de los parralinos, muchos de los cuales dan fe del afán de servir a los demás, que siempre caracterizó a don Chanca.
En la tierra de su infancia y juventud, formó también su familia. Casado con doña María del Solar, ya fallecida, tuvo seis hijos, de los cuales Gonzalo (Q.E.P.D.) y Felipe han obtenido importantes galardones en el deporte corralero.
Durante la década del 40 y hasta 1955 aproximadamente, siempre junto a don Atiliano Urrutia, don Chanca corre numeroso caballos como Tamarugo, Manzanilla, Cucalón, Cordero, Longoviano, Camelia, Crispa, Quilacón, Ovillo, Maromero, Ballica, Camote, Portazo, Cachupín, Pato, Marmota, Andatarde, Cinturero, Arrastrada, Rastrojo y Morral.
Fuente: Anuario del Rodeo 1991